Hoy lo ha hecho nuevamente: me ha hecho llorar. Y no hablo de simples lágrimas frías recorriendo mi rostro, humedeciendolo, hablo de lágrimas desde adentro, pequeñas agujas clavadas en mi corazón que lo van rasgando.
¿Dolor? insoportable. Me he tirado al suelo, he llorado un par de horas, pero nada resulta y lo que sé que resulta no puedo hacerlo. Siento pena, tristeza, ganas de seguir llorando y no ir a ninguna puta licenciatura.
¿Culpables? Mi padre, nuevamente. Ya estoy acostumbrandome al continuo dolor que siento al verle, ya van 17 años y el dolor ya es costumbre, casi como una herida que no sana y que sé que no sanará ¿Cómo podría sanar, si me la abren y revuelven a diario?
Le destesto. Lo odio.
Eso es todo, me ire a lamentar a otra parte.